Hay cerámica, hay fibras, hay cobre. La exposición que acaba de abrir la Fundación Artesanías de Chile en el hall central de Banco Estado reúne 10 piezas de destacable factura hechas por artesanos locales, quienes desde su propia óptica y con total libertad interpretaron un pesebre.
La iniciativa nació de la entidad bancaria, que solicitó al área de cultura la ayuda para montar una muestra de corte navideño. Carla Santibáñez, a cargo de la colección patrimonial que la fundación ha adquirido en los 17 años de funcionamiento-630 objetos-, cuenta que, dado el conocimiento que tienen de las técnicas que desarrollan los artesanos nacionales, se les ocurrió encargarles un nacimiento. Fueron en total 9 pedidos, porque ya contaban con uno, realizado años atrás por un artesano en greda de Pilén. La pieza, moldeada a mano, se caracteriza por su tono café con notas ahumadas, debido a que se cuece a leña directa, y el fuego, entonces, tiende a quemar el material.
La curaduría partió por considerar qué artesanos podían trabajar figura humana; sin embargo, dado que no todos habían hecho pesebres, se enfrentaban a una sorpresa con el resultado final: «Sabíamos que iba a ser un buen trabajo, porque conocemos sus obras», dice. Esto, porque ellos ya tienen otros productos en la tienda de la fundación. Sandra Arriaza, por ejemplo, artesana que trabaja con hoja de choclo, ha dado talleres en la institución.
La idea fue abarcar distintas técnicas y localidades. Así, junto a las mencionadas están los pesebres de fibra. Como el de totora, realizado por Marta Godoy, de La Serena, quien aprendió el oficio de su madre y que incluso ha sido galardonada con el Sello de Excelencia a la Artesanía; el de manila y chupón, tejidos con técnica de entramado por Ema Ojeda, de Llingua, Chiloé, o el de boqui pilpil, tejido con entramado, de San José de la Mariquina, cuyo autor es Paulino Lienlaf. En microcestería, muy delicada resulta la pieza de crin de caballo teñido, realizada por la artesana Hilda Díaz, muy típica de la localidad de Rari, en el Maule.
Representando el bordado está el pesebre de Filomena Vergara de Ninhue. «Conocemos a varias bordadoras de la agrupación que existe en ese lugar, pero escogimos a quien pensamos que podía hacer mejor el rostro», explica. En cerámica, además del que ya tenía la fundación, hay uno muy vistoso, de Talagante, que tiene 18 piezas de cerámica policromada, modelada y pintada a mano, elaborado por las hermanas Teresa y Marisol Olmedo, y otro de Quinchamalí , de Silvana Figueroa, quien trabaja de la mano de su familia, especialmente con su marido, creando piezas de gran pulcritud y limpieza.
Por último, hay una obra realizada en cobre martillado a mano de Jorge Monares, quien vive en Estación Central.
Las piezas quedarán para la colección de la fundación, pero la idea es poder mostrarlas también en regiones y fuera de Chile.